domingo, 18 de enero de 2015

Si no le vigilas tú, él no lo va a hacer por tí.

La televisión, al igual que la radio, los coches, el teléfono o los ordenadores, forma parte de nuestra vida cotidiana y de nuestros hogares, y es además un elemento fundamental de la cultura de nuestro tiempo; puede ser un medio de aprendizaje, fuente de educación y conocimientos.
El niño convive de forma natural con ella, comparte con sus amigos y familiares los contenidos de la televisión, y lo que ve en ella interviene en su desarrollo como persona.
La televisión debe tener su lugar en la vida de un niño como cualquier otra actividad de ocio (como jugar, saltar, correr, leer o escuchar música).
Sin embargo, hoy día los niños ven demasiada televisión; y esto conlleva dos problemas principales: el tiempo que pasan delante del televisor y la programación en sí misma, lo que ven.


¿Pasan nuestros hijos demasiado tiempo viendo la televisión?

Los niños españoles dedican mucho tiempo a ver la televisión, siendo su principal actividad además de dormir.

El promedio es de 22-25 horas semanales de TV, pero hay casas donde se ve una media de 6 horas diarias de televisión. En estos hogares suele haber pocos libros, poca música, la familia no viaja, ni pasea, ni va a los museos; tampoco se comunica fácilmente.
Dedicar mucho tiempo a la televisión supone dejar de hacer otras muchas cosas divertidas; hay que animar a los niños a hacer otras actividades, juegos y deportes, salir con los amigos. Para ello, los padres deben estar dispuestos a compartir más tiempo con sus hijos.
La televisión no puede ser un recurso fácil para desentenderse de los hijos, para que nos dejen un rato tranquilos, no es la "canguro" o niñera que mantiene quietos a los niños.
Otra costumbre a desterrar es la de tener encendido el televisor con el fin de tener compañía, porque se está aburrido o por pura inercia y eso no es un buen medio de educación para el niño.


¿Qué aprenden?

La televisión enseña, educa, informa; todo depende de la actitud de padres e hijos ante ella. Pero, ¿qué aprenden? No todo lo que sale por televisión es malo, pero hay que aprender y enseñar a usar la televisión.
La elección de los programas está en relación con la edad del niño.
Los niños mayores deben elegir los programas que les gustan, pero a su vez, los padres deben de conocer el contenido previamente.

Entre otras, podemos encontrar las siguientes desventajas:

-Ver mucha televisión produce fatiga y tensión nerviosa en el niño; a veces trastornos del sueño (insomnio y pesadillas).

-Nunca se debe utilizar la televisión como premio o castigo; ni tampoco comer con la televisión encendida.

-Por ejemplo, hay mucha violencia en televisión, mezclada con historias de héroes, buenos y malos, que estimula conductas agresivas en niños y adolescentes. Hay que evitar programas saturados de violencia y agresividad, y explicar lo que ocurre en la pantalla y por qué.

-La publicidad en televisión tiene un gran impacto en los niños, muchas veces con información errónea o engañosa; y se centra en dos aspectos que conllevan hábitos de consumo negativos.

-La televisión en exceso disminuye la capacidad del lenguaje de los niños, porque para que éste se desarrolle es necesario el entrenamiento que se realiza con la conversación activa, directa con los demás o mediante la lectura, entre otros recursos escolares.

-Contribuye al fracaso escolar. Siempre es más cómodo y agradable sentarse pasivamente a ver la televisión que estudiar o realizar los deberes escolares.

-Impulsa a desear juguetes, que no siempre hacen lo que se ve en TV, y no son los más adecuados para ellos, ni por precio ni utilidad; enseñando a consumir por consumir.

-Llama la atención de los niños a consumir alimentos, en general poco saludables (bollería, golosinas, refrescos, comidas rápidas), que predisponen a caries, obesidad y malos hábitos alimentarios.
Una dieta variada y equilibrada y enseñarles a ver la televisión con sentido crítico evita estos problemas.

También tiene ventajas positivas ya que es un medio muy bueno para que descubran muchos conocimientos, se diviertan con sus dibujos y series favoritas...


Finalmente, podemos decir que la mayor responsabilidad la tienen los padres. Procurando que los niños desarrollen hábitos saludables en cuanto a horas de sueño, ejercicio, una buena alimentación y un correcto comportamiento, sin mostrar actitudes de encaprichamiento o de rebeldía en el caso de que se prohibiera o se pusiera como norma dedicarle menos horas al visionado de la televisión.
Además de ser los principales responsables, es su obligación controlar todo este tipo de cosas ya que puede llevar a conductas incorrectas o a malos hábitos.

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